Siendo Lugo una ciudad que en su escudo de armas recuerda el Sacramento de la Eucaristía, que tiene de una manera permanente expuesto en su Catedral todos los días del año, a excepción del espacio que media entre la tarde del Jueves Santo y la madrugada del Domingo de Resurrección, sería algo extraño el no contar con una cofradía Sacramental y ésta tendrá su constitución el día 20 de febrero de 1963 dentro de una reunión celebrada en el Palacio Episcopal.
El fundamento de esta cofradía partía de la idea de trasladar, con la mayor solemnidad posible, la sagrada forma al monumento tras los oficios preceptivos del Jueves Santo. Para ello se pensó en sacar la sagrada forma por las calles de Lugo en una carroza que representa a los apóstoles y a Jesús sentados a la mesa en la última cena, sobre la mesa se coloca el hermoso templete de plata cincelada que cobija la sagrada forma depositada en el cáliz gótico al que líneas atrás hemos hecho mención. Para la confección del paso procesional del que fueron artífices los talleres de los Hermanos Alsina de Madrid, se derrochó gusto y medios saliendo a la calle una hermosa obra de arte en la que trabajaron los escultores Gerardo Moranto, José Castro Llamas, Antonio Reyes, Francisco Quesada y Manuel Fernández, y como decoradores: María Delgado, José Pozo, Alfonso Sánchez, Ignacio Beorlegui y Francisco Gijón. De carpinteros trabajaron: Manuel Pereda, Guillermo Santalla y Juan Fernández bajo la dirección del proyectista Ricardo Hidalgo, que proyectó los motivos realizados en madera, plata y bronce.
Por otra parte, y en lo que respecta a los hábitos de la hermandad, se logró un resultado magnífico inspirándose en los hábitos de las órdenes militares: de color blanco crema, borlones de lo mismo y bordado sobre la manga la custodia con la imagen de la fe que aplasta las herejías.
Sobre la carroza, como hemos comentado en otras líneas, se coloca un hermoso templete estrenado en el Corpus Christi del año 1914. Se trata de una obra realizada en los talleres de orfebrería de Félix Granda Buylla de Madrid en un estilo eclecticista que no por ello deja de ser elegante. La pieza está realizada en plata de su color natural con partes sobredoradas, de grandes dimensiones. Adopta la forma de un tabernáculo sustentado en una base circular de la que parten órdenes de columnas pareadas cubiertas de fina filigrana; soportan estas columnas la cúpula guarnecida de querubines y las Virtudes entre las que destaca la Fe que lo corona enarbolando una cruz cuajada de pedrería. En la base de las columnas figuran los apóstoles y sendos pebeteros sustentados por tenantes cubiertos con mantos ricamente labrados que se humillan ante la magnificencia de lo custodiado en la parte central.
Esta carroza desfila por las calles de Lugo con el templete, en la tarde del Jueves Santo, por singular privilegio concedido por la Santa Sede a la basílica lucense. Lleva en tal desfile sendos fanales de bronce colocados en las cuatro esquinas -que se sustituyen el Viernes Santo, con motivo de la procesión del Santo Entierro en que solía salir este paso sin el templete superior -. Sus antorchas, quemando incienso, dibujan colores de llamas azules y verdes en la noche lucense.
Se organiza esta procesión de una manera curiosa pues durante su desarrollo se une al antiguo acto del “Encierro” el cual se ha adaptado a las maneras actuales. Primeramente se coloca la Sagrada Forma en el Expositor mientras suenan los acordes de la “Marcha Real” para acto seguido formarse la comitiva en la Plaza de Pío XII. Antaño iba delante de esta procesión un curioso artilugio consistente en una especie de pabellón con ruedas festoneado de cenefas de hilo de oro y coronado de una campanilla que iba anunciando el paso de la Sagrada Forma. Este artilugio era conocido como “Conopeo Insignia” y recordaba a aquellos pabellones que en la antigüedad antecedían el paso del cortejo real. Detrás va la Cruz Catedral con ciriales y dos monaguillos, con incensario y gabeta. Vienen después los cofrades en dos filas de flanqueo en torno al paso, hoy en día lo acompañan de igual forma miembros de la Adoración Nocturna.
Detrás el Sr. Obispo y dos Canónigos, ricamente ataviados con sendos ternos bordados en oro, tras ellos la Junta de Cofradías y la corporación municipal, con guardia de gala, maceros y bandera del Regimiento Provincial, y por último la banda municipal. Recorren las plazas y calles en torno a la Catedral así como el perímetro de la Plaza Mayor para llegar a la Plaza de Pío XII para después realizar el acto de colocación de la Sagrada Forma en el monumento, en la presencia del Sr. Obispo, Junta de cofradías, y autoridades civiles y militares encabezadas por el Excmo. Sr. Alcalde de la ciudad.
José Manuel Abel Expósito.