Episcopal y Catedralicia Cofradía del Buen Jesús

El nombre completo de esta hermandad es “Episcopal y catedralicia cofradía del Buen Jesús”, a la que habría que añadirle por el nombre adoptado el calificativo de “Antigua” pues lleva, sin lugar a dudas, el nombre de la devoción más antigua propia de la Semana Santa lucense que ha dejado su impronta hasta en la toponimia de nuestra ciudad. No obstante sus orígenes hay que situarlos, como bien nos señala D. José Molejón, en la Semana Santa de 1946, cuando el Canciller Secretario del obispado Sr. D. Miguel Novoa Fuentes, hace un llamamiento a los hombres de la ciudad para crear una Cofradía que incluiría entre sus fines el dar un culto especial a la imagen del Buen Jesús que se venera en el trascoro de la Catedral y de cuyo culto público en la Semana Santa lucense anterior a la exclaustración tenía el Dr. Novoa buena constancia. Esta idea cristalizaría de una forma evidente en el año 1949. Precisamente en el mes de febrero de dicho año se presentaban al Ilmo. Sr. Novoa Fuentes (Obispo auxiliar que después fue de Santiago de Compostela y por aquel entonces Canónigo Magistral de la Catedral lucense) los personajes que son considerados como los auténticos fundadores de la hermandad; entre ellos estaban los señores D. José A. López Rodríguez, D. José María Traveso Bello y D. Inocencio Fraga Losada, los cuales hacían las veces de Presidente, Secretario y Tesorero, a los que acompañó el Sr Novoa Fuentes como primer consiliario de la dicha hermandad. 

Se ve que firmes y seguros fueron desde un principio los primeros pasos de esta cofradía en el hecho de que en la Semana Santa de 1949 desfilaría por las calles de la ciudad de Lugo utilizando las andas de la imagen de San Froilán y una tarima donde se colocó la hermosa talla del Buen Jesús existente en el trascoro de la Catedral de Lugo. Esta bellísima talla nos es debida a la mano de uno de los escultores más afamados del neoclasicismo español- Francisco Javier Meana – que realiza este trabajo para la Catedral lucense en 1804. Esta primera salida traería a la memoria a más de algún lucense los relatos escuchados de sus mayores cuando el Ecce Homo de la Soledad salía en la procesión del Buen Jesús o de “los Caladiños” de ese mismo lugar de donde ahora lo hacía, pero con la imagen del trascoro de la Catedral. 

Ese año de 1949 había tenido lugar la primera Junta General, en concreto el 11 de marzo, dándose a conocer la primera directiva oficial de la hermandad así como rindiéndose un agradecimiento especial a la cofradía del Desenclavo. En esta Junta General también se dieron a conocer los estatutos que serían aprobados ese mismo año. También se acordó entonces el hábito que habían de vestir los cofrades, sería éste de color morado, como lo había sido el antiguo hábito de los cofrades del Ecce Homo, con capuz blanco (el pequeño capuz de esta cofradía recuerda también la antigua capucha de los “Nazarenos”), fajín blanco, guantes blancos, cíngulo amarillo, zapatos negros y llevan en sus manos ciriales de bastón con tulipa isabelina de cristal. El emblema de la cofradía estará formado por una corona de espinas con una columna látigo y escalera, a la que se le añadirá la cruzespada de Santiago por la vinculación especial de muchos de sus primeros cofrades con el ejército de Tierra y en concreto con el cuerpo de caballería. 

El 5 de abril de 1950 desfila por primera vez con la nueva carroza encargada para tal fin. Es de madera de castaño y lleva hermosas tallas en todo su perímetro. Fue en este año cuando por primera vez se unió a la procesión del Viernes Santo.

De esta cofradía también partió la idea de la fundación de otra que llevase por nombre de “las Siete Palabras” que sería con el tiempo el germen para la fundación de la cofradía del Santo Cristo del Perdón y de Ntra. Sra. de la Piedad.

Para este hecho “prestaron” a una de sus cabezas más relevantes, al farmacéutico D. Raimundo Pillado. Esta nueva cofradía conseguirá salir al año siguiente sacando la imagen barroca del Cristo Crucificado que se venera en el coro de las hermanas Agustinas Recoletas de Santo Domingo, en un impresionante Vía Crucis que recorrió las calles más céntricas de Lugo.
Un hito importante en la historia de esta cofradía lo marca la fecha del 17 de marzo de 1951 en que la Junta general ordinaria da a conocer las actividades llevadas a cabo durante el año, entre las que se encontraban la adquisición de una imagen de vestir a los talleres “Santarrufina” de Madrid. Se trataba de un Nazareno que talló el maestro valenciano D. Francisco Sanz. El hábito del nazareno también fue bordado en terciopelo morado con seda natural y bordado en oro de primera ley, como también lo fueron el estandarte y las banderas con el lema INRI. Asimismo también fueron adquiridas dos hermosas carrozas con andas doradas construidas en el taller vivariense de D. José Otero. También se compraron dos figuras del mismo tamaño y proporción que el Buen Jesús. Éstas representan a un soldado romano y a un sayón en actitud de azotar y desdicen un poco del conjunto al que acompañan.

El 21 de marzo, miércoles santo de 1951, desfila procesionalmente la cofradía del Buen Jesús con las nuevas carrozas y con los pasos tal y como podemos verlos todavía en la actualidad. Salió de nuevo el Viernes Santo día 23 de marzo, acompañando los pasos de la procesión del Santo Entierro. Esto sería así de aquí en adelante pero en 1952 se modificó el día de la salida de la procesión y se acuerda salir el día 8 de abril del susodicho año, pero ya no lo hizo el miércoles santo, sino que fue el martes santo. En este año también se adquirió una sobre anda para realzar la imagen central del Buen Jesús. Esta pieza no desmerece de las anteriores, está realizada en madera de castaño y tratada con fondo de bol para la fijación de los panes de oro. Este trabajo fue obra asimismo del entallador vivariense Sr. Otero quien percibió por tal obra la cantidad de 5.308 pesetas de la época. Es precisamente en este año de 1953 cuando la cofradía del “Cristo del Perdón” se ve acompañada por la cofradía del “Buen Jesús” en el Vía Crucis penitencial celebrado el miércoles por no haber podido desfilar la del Buen Jesús el día anterior. Añadir que esta circunstancia les causó el sobrenombre popular de “os Molladiños”.

Siguiendo al P. Molejón en su obra “Las cofradías de la Semana Santa lucense”, sabemos que hasta el año 1970 se celebraron Juntas Generales ordinarias y extraordinarias con alternativa regularidad siempre y cuando era necesario algún cambio en la marcha de la cofradía. Fue un auténtico Vía Crucis lo que padecieron estas directivas durante los años 80, fueron momentos muy duros que llegaron a obligar a suspender su salida en los años 1986 y 1987. La hermandad pasa momentos muy difíciles a pesar de que hombres de la talla del coronel de las Heras y Juan José Vivancos Puente están al frente de la misma, pero al final preparan un cambio dentro de la misma que será el revulsivo necesario para salvar la situación. Así se consigue salir el año 1988, en que dimite en pleno la Junta directiva que lo venía siendo desde el año 1970. A partir de este momento se reforman los estatutos y se llega a la actualidad gozando de una vida de hermandad que trasciende lo puramente propio de la Semana Santa.

Ya hemos mencionado el atavío propio de la hermandad, señalar que se completa su representación vexicológica con dos estandartes de tipo figurado que recuerdan a los usados en el siglo XVI por diversas hermandades a lo largo de la geografía española. También se han reformado los dos Lábaros que se han rehecho utilizando como en la antigüedad el bronce. Estos lábaros, figuran con las águilas de Roma y el S.P.Q.R. de las antiguas legiones de las que penden dos colgaduras con el lema INRI. Los Hermanos mayores llevan una capa blanca con el emblema de la cofradía, cruzespada de Santiago cargada con corona de espinas, columna y flagelo. Se organiza la procesión que sale el martes Santo con los pasos del Buen Jesús y el Nazareno, delante de los cuales abriendo paso, va la Cruz Catedral, y los ciriales, en medio de las filas algunos penitentes portan cruces de madera en recuerdo de los nazarenos de la antigua Semana Santa lucense.

Sale esta procesión el martes Santo de la Catedral por la puerta principal en la plaza de Pío XII y recorre las calles de la Catedral, Pza. de Santa María, Pza. del Alférez Provisional, Pza. Mayor, Calle de la Reina, Pza. de Santo Domingo, Calle del Progreso- antes de José Antonio y primitivamente Carril das Campás- para continuar por la Calle de Juan Montes a la Reina y, por delante del Ayuntamiento, a la plaza Mayor -donde en los últimos tiempos se le canta una saeta- para proseguir a la Pza. de Pío XII por el itinerario antedicho. Desde hace unos años acompañan a esta cofradía miembros de la Brigada Aerotransportable con escuadra de gastadores, guiones de compañía y banda de guerra que dan al acto una especial brillantez.


José Manuel Abel Expósito

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